Carlos Lamela es el presidente ejecutivo de Estudio Lamela, oficina fundada en 1954 en Madrid por el arquitecto Antonio Lamela (1926-2017) que trabaja en una amplia variedad de áreas arquitectónicas: deportes, espacios laborales, residencial, hoteles, urbanismo, viviendas industrializadas. El Estudio ha firmado obras emblemáticas como la T4 del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas o las Torres Colón, un ejemplo único en el mundo de arquitectura suspendida, situado en la madrileña Plaza de Colón. En la actualidad, tiene abiertas cuatro oficinas, que abarcan Europa y América.
¿Cuáles son las señas de identidad de Estudio Lamela?
Carlos Lamela: «El Estudio lo fundó mi padre en 1954, con lo cual en breve cumpliremos 70 años.
Nuestra oficina se caracteriza por ser un referente, una garantía de servicio profesional, y, además, está muy comprometida con la actividad económica del país.
En este sentido, somos un Estudio reconocido, con una dilatada experiencia, profesionalidad y que ha trabajado en infinidad de tipos de proyectos. Siempre teniendo presente nuestro compromiso con la sociedad».
¿Cómo es el equipo y cómo os organizáis internamente?
Carlos Lamela: «Utilizaré dos adjetivos: extraordinario y multidisciplinar. Tenemos un estupendo ambiente de trabajo, buenas instalaciones, siempre con la mirada puesta en dar respuestas precisas a los clientes. Profesionalmente, el equipo es de primer nivel y me siento muy cómodo trabajando con ellos.
En cuanto a la organización, la hemos ido adaptando en función de los clientes, del nivel de trabajo, del momento social y económico. Pero nos organizamos de una manera sencilla. Soy de los que piensan que para que las cosas funcionen deben tener estructuras claras».
| Estudio Lamela |
Háblanos sobre la estructura del equipo, ¿ha evolucionado a lo largo de los casi 70 años de trayectoria del Estudio?
Carlos Lamela: «Desde luego. Al principio teníamos una estructura más compleja y una gran diversidad de proyectos: residencial, oficinas, deportivo, aeroportuario. Éramos más de 100 trabajadores y requeríamos de una organización con mayor especialización.
Actualmente, somos entre 50 y 80 profesionales, en función de los proyectos y tenemos algunos departamentos muy definidos, como es el caso del financiero. Pero en otros, por ejemplo, el área de arquitectura, somos más flexibles, ya que nuestros directores de proyectos los coordinan con independencia de su temática. Tenemos una interrelación muy cercana entre todos».
¿De qué proyectos os sentís más orgullosos? ¿Qué logros os han causado más ilusión, durante estos años de trabajo?
Carlos Lamela: «Todos los estudios tienen proyectos emblemáticos. En nuestro caso, destacaría, de los más antiguos, las Torres Colón, el Hotel Meliá Princesa, o el estadio Santiago Bernabéu. Lo diseñamos hace 30 años y ahora lo están remodelando, sin embargo, nuestra obra sigue allí.
Un poco más reciente, desde luego, la T4 ha sido un gran desafío. Añadiría un tercero: el Centro Canalejas, un proyecto muy complejo que hemos tardado ocho años en construir y que ha sido importante no solamente para nosotros, sino para la ciudad de Madrid.
Fuera de España, las dos terminales del aeropuerto de Varsovia (Polonia), un proyecto que nos llevó 15 años. Y otro al que le guardo un especial cariño es el contact center de Querétaro (México), que construimos para Banco Santander».
¿Ha cambiado el proceso de materialización de los proyectos?
Carlos Lamela: «La industria de la construcción ha evolucionado muchísimo en los últimos años.
Cuando acabé la carrera, teníamos en el Estudio una sala de muestras donde venían los fabricantes y dejaban los materiales. En aquel momento, los productos que había eran muy limitados. En la actualidad, esto sería impensable.
Hoy en día creo que son importantes las herramientas tecnológicas o aplicaciones que nos permitan, a los profesionales, conocer todo lo que hace la industria de una forma muy precisa y fácil. De este modo, se facilita el proceso de selección, porque cada vez hay más artículos y más fabricantes; todos de gran calidad.
Por este motivo, es fundamental una relación estrecha entre la industria y el sector. Porque, de algún modo, los arquitectos vivimos del conocimiento que nos aporta la propia industria».
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En vuestra opinión, ¿qué papel desempeña la sostenibilidad en la arquitectura?
Carlos Lamela: «Hace 50 años mi padre hablaba de “naturalismo” cuando se refería al respeto hacia la naturaleza y al entorno, ya que entonces la palabra “sostenibilidad” ni existía. De hecho, si releemos sus textos y conferencias, dictadas en los años 70, se habla de ese concepto.
Es un principio importado del inglés, pero el término adaptado al español hace referencia a algo que “se sostiene”. Por ello, el concepto más adecuado debería ser “asumible” o “admisible”. La arquitectura tiene que ser lo más admisible posible y hacer uso de los recursos y materiales que ofrece cada zona».
¿Cómo se imagina el futuro?
Carlos Lamela: «El sector, al igual que la sociedad, está en continua evolución hacia una mayor tecnificación y especialización. Un ejemplo son las herramientas informáticas: hemos pasado del papel y el lápiz al ordenador. También, gracias a la tecnología, ha cambiado la manera de presentar los proyectos.
En la actualidad, herramientas como los modelos en 3D o la realidad virtual dan un valor añadido a los arquitectos en el momento de mostrar las propuestas».
¿Hay algún proyecto en concreto que os gustaría hacer?
Carlos Lamela: «Muchos. Pero hay uno que siempre tengo en mente: una torre de gran altura.
Nunca hemos hecho un edificio de más de 30 plantas. Una torre de grandes dimensiones es el desafío que tiene todo arquitecto.
Es cierto que participamos en una, en Nueva York, hace ya unos años. Era la Torre Amstrong, que ahora se llama Torre Latam. Por ahora solo es una iniciativa, sin embargo, esperamos que acabe siendo una realidad».
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